MontañeSAS.
Mucho antes de que la declaración de Timpú (Bhutan) -2002- hiciera un llamamiento a la comunidad internacional, haciendo notar que es imposible alcanzar el desarrollo sostenible en las áreas de montañas sin las mujeres, ya que las mujeres tienen un conocimiento crucial sobre el uso de recursos, los sistemas de salud tradicionales y las costumbres sociales y culturales; sus actividades productivas contribuyen a la economía, promueven el desarrollo de la familia y de la comunidad, y crean soluciones innovadoras para hacer frente al cambio bajo condiciones físicas y políticas severas, ya en nuestra montaña las mujeres gozaban de libertad y eran iguales en derechos a los hombres; desempeñaban una función predominante en la producción agrícola y ganadera, en la gestión de los recursos y en la vida doméstica; tenían más libertad de movimiento, más independencia en la toma de decisiones y disfrutaban de una mejor posición que las mujeres del llano, del páramo y de las ciudades. Pero el precio que debieron pagar fue que llevaron una carga de trabajo más pesada que los hombres, participaban en las labores agrícolas y pecuarias prácticamente por igual, además cargaban con las tareas de la casa: amasaban, limpiaban, cocinaban y cuidaban de la prole y los abuelos.