el cazurro ilustrado

12 mayo 2006

Diantres....duendes y demonios.


Ayer, en la contraportada del periodico “El mundo. La crónica de León”, mi amigo Fulgencio, en su sección “el zoo del siglo XXI”, escribió un artículo titulado “Cosas de los demonios”. Comienza diciendo: “ En 1986 el psicólogo Miguel Angel Castañón llegó a Tolibia de Arriba a la hora de la salida de misa de domingo y como le gusta provocar, él dice que son técnicas de comunicación, espetó a los asistentes:
-¿Qué es eso de los duendes de Tolibia?
-Cosas de los demonios.
Y, añade él, alguno hizo la señal de la cruz.”
Sigue contando que años antes había hecho lo mismo el escritor Julio Llamazares, pero sin espetar preguntas, por lo que la respuesta que obtuvo fue “ cosas de la gente”.
Luego narra la historia de los duendes ( que a mí me contaron en 1986).
La cosa ocurrió en casa de Valiente y Margarita a finales del siglo XIX, sin saber por qué, los potes se volcaban sin que ninguna fuerza visible los empujara, las vacas aparecian en los pajares y para bajarlas debían utilizar poleas, los terneros se ataban solos al mismo collar.... El obispo de Oviedo mandó a un especialista en exorcismo y, cuando se disponía a rociar la casa con el agua bendita del hisopo, salió despedido más de cuarenta metros. Fue entonces cuando Margatita tomó la iniciativa y dijo: “ si eres cosa de dios, manifiéstate y si eres cosas el diablo, márchate”. Una voz dijo que era el alma en pena de un fraile al que por error dijeron la misa de funeral antes que muriera. Pidió la misa que le correspondía, se la dijeron y aquellos estraños fenómenos no volvieron a repetirse.
Hace 20 años que escribí la historia y así la recuerdo hoy.
Fulgencio, para prevenirse de investigadores como Iker Jiménez, habla con un vecino de la Mata de la Bérbula, ingresado en el geriátrico de Vegacervera, que le cuenta que fueron cosas de dos demonios: “el cura de Tolibia y un asturiano, que entre los dos lo prepararon todo”.
Fulgen, posiblemente en lo de los duendes no te mintió, pero en el nombre si. No se llama Ovidio sino Teófilo ( al que llamaban “cabezón"). Si no te mintió, puede ser que, por los deterioros de la edad, esté confundido ( en cómo se llama y en la solución a la historia de los duendes). Tampoco es de La mata de la Bérbula, es de Felechas.