el cazurro ilustrado

06 mayo 2006

Truenos y contingencias.

Acordarse de Santa Bárbara cuando truena” es una de las socorridas frases del saber popular que demuestra la habilidad humana para comportarse en función de las contingencias ambientales. Pone de manifiesto el conocimiento, aunque sea grosero, del fenómeno de la “procrastinación” o la costumbre habitual de dejar para mañana lo que podemos hacer hoy; aparcar para mejor ocasión lo que puede demorarse o aplazar lo que no conviene a nuestros intereses. Cuando oímos los truenos, cuando las contingencias son percibidas o anticipadas es el momento de comportarse. Ayer me escribió, desde Haití el amigo Daniel, que está allí en misión humanitaria, me cuenta: “tengo que gritar a voces las excelencias de mi patria, nada que ver con esto, y aunque ahora desearía mil veces poder estar disfrutando de lo que ahí he dejado temporalmente, me gustaría salir de esta misión pensando que las privaciones y delicias que he dejado en León merecerán la pena si contribuyen a mejorar en algo la calidad y esperanza en una vida digna de estas gentes, que no tienen ni idea de lo que se pierden, los pobres, por haber tenido la desgracia de nacer aquí.Espero de veras que nuestra labor aquí, en cierto modo representando también a nuestra nación, ayude a hacer comprender a la sociedad mundial el significado de la palabra solidaridad, pues aunque es una experiencia inolvidable, el costo personal y familiar que nos acarrea a veces no se percibe ni en el país ni en el lugar. Y es que ya lo dijo Delibes…..la partida es siempre peor para el que se queda.”. Esta contingencia (este trueno) lleva a plantearme lo fácil que es olvidar las intensas estimulaciones, a veces dolorosas, que inevitablemente ocurren. Apenas unos pocos, quizás sólo los afectados, recuerdan Afganistán, Haití, Bosnia o los muertos en la carretera el pasado puente. Una tras otra, o muchas a la vez, las condiciones del entorno nos moldean, nos devoran o nos hacen olvidar las anteriores, hasta que truena de nuevo. Gracias Daniel por escribir y que todo vaya bien, aunque pocos sepan de vuestra misión.