el cazurro ilustrado

08 mayo 2006

Aborrecer el nido.

Mi primer contacto con la palabra “aborrecer” tuvo lugar en la infancia y, aunque hoy significa para mi “despreciar”, “odiar”, “desagradar”, “fastidiar”, “hastiar”, “asquear”, “detestar”, “repeler” o “repugnar", durante mucho tiempo sólo la usé aplicándola al comportamiento que mostraban los pájaros cuando, en el afán por investigar nuevas situaciones, nos acercábamos a los nidos que éstos hacían en los más insospechados lugares. La ansiedad, el estrés y las consecuencias temidas que generábamos en las aves, causaba que no volvieran nunca más por el nido. Abandonaban los huevos o la pollada y no se ocupaban ya de sacar adelante el proyecto inicial (e instintivo) de perpetuar la prole ( al menos durante ese año). Cuando ayer , por un simple azar, descubrí éste que veis en la foto, recordé los riesgos y con sumo cuidado me acerqué para evitar que lo aborreciera. Comprobé, una vez más, que los comportamientos, por muy atávicos, pautados e instintivos que sean, pueden cambiar por una simple contingencia ambiental.