Larga vida.....
Según el informe que ha presentado el Secretario General de Sanidad, el estado de salud de los españoles es bueno y ha seguido mejorando durante la última década De 1990 a 2002, la esperanza de vida de los españoles ha aumentado en 2,7 años, alcanzando los 79,7, la tercera edad más alta de la UE ( en hombres se ha pasado de los 73,3 a los 76,3 años (la cuarta más alta de la Unión Europea) y en mujeres, de 80,5 a 83 años (la más alta de la UE). Tenemos menores tasas de mortalidad por infarto de corazón, enfermedad cerebrovascular, cáncer de mama y cirrosis. Con respecto al cáncer de pulmón, los casos mortales descienden en hombres pero siguen aumentando en mujeres. Estamos por encima de la media europea en mortalidad por diabetes y por accidentes de tráfico, aunque en ambos casos se han registrado descensos muy significativos en los últimos años (en el primer caso ha bajado un 25% y en el segundo, un 40%). Se aprecia un descenso continuado en consumo de tabaco y alcohol, pero aumenta el de otras drogas, como cannabis y cocaína. Se ve una tendencia ascendente en la prevalencia de obesidad entre los españoles y en número de personas sedentarias.
Estamos más sanos que nunca. Más que hace diez años. Hemos llegado al extremo de esperar vivir sin enfermedades. Pero todos los estudios demuestran que a pesar de que estamos mejor, nos sentimos peor. Existen más síntomas, hay más visitas a los médicos, estamos más deprimidos en la sociedad occidental que hace 50 años. Dice Wessely: "El Gobierno británico prohibió en su día el chuletón de buey afirmando al mismo tiempo que el riesgo de comerlo era astronómicamente pequeño"…"Pero lo entiendo. Igual que entiendo porqué Bruselas hace lo mismo ahora. Se ven obligados a hacerlo como respuesta política a una sociedad que exige garantías totales contra todo riesgo, que ha cogido el hábito de echar inmediatamente la culpa a las autoridades si no se imponen todas las medidas posibles para que esta utopía se haga realidad algún día".
Creo, como John Adams, que lo único que sabemos con seguridad en este asunto de los riesgos hipotéticos para la salud, es que sólo existen dos actitudes posibles, dos actitudes totalmente opuestas: si no se puede demostrar que es seguro, se supone que es peligroso; o, si no se puede demostrar que es peligroso, se supone que es seguro. Según nuestro estilo, nuestra experiencia, nuestra personalidad, cada cual elige creer lo que quiere, o lo que necesita creer.