el cazurro ilustrado

21 marzo 2006

Definitiva postura educativa.


Las dicotomías educativas presentadas en posts anteriores no son meras opciones por las que un profesor o un padre puede y/o debe optar en un momento determinado; son el reflejo de las contradicciones y los antagonismos entre las opciones económicas, políticas o sociales que se nos ofertan y ello nos remite, posiblemente, a un problema ético y/o moral de difícil o imposible solución. Éste es: ¿a qué hay que dar prioridad, al individuo o al grupo? Si decidimos que lo prioritario es el individuo, estaremos de acuerdo con una parte de la dicotomía y en contra de la otra parte y viceversa, si pensamos que lo prioritario es el grupo y no el individuo nos alinearemos con la otra parte de la dicotomía. Pero no sólo a la oposición individuo/grupo nos llevan las opciones presentadas; si tomáis las primeras partes: naturaleza, carácter, libertad, autoeducación, individuo, juego o educación ocasional, nos remiten a un naturalismo e innatismo que defendió, p.e. Rousseau, a quien se le saltaban las lágrimas ante una idea progresista, pero que distribuyó sus muchos hijos naturales entre diversos hospicios y asilos, y jamás se ocupó de ellos. Las segundas partes: cultura, instrucción, autoridad, heteroeducación, sociedad, trabajo o educación institucional, nos llevan a posiciones empiristas, materialistas y realistas en las que la socialización y la integración del individuo en el grupo son funciones prioritarias.
Como no soy innatista y creo que es la sociedad la que da sentido a la vida del individuo (que como tal, sin sus prójimos, no es nada) poco os va costar descubrir cual es mi posición educativa.