el cazurro ilustrado

17 febrero 2006

Condicionamiento clásico.


Aunque fue Pavlov quien lo formuló, con la celebre asociación entre la comida (EI) y el sonido de la campana (EC) para conseguir que el perro salivara, tanto ante la comida (RI) como ante el sonido de la campana (RC), ya era conocido y aplicado eficazmente desde tiempos inmemoriales. El condicionamiento clásico se basa en un proceso de asociación entre dos estímulos, que permite a uno de ellos , al hilo de las situaciones repetitivas ( o con un solo ensayo) provocar la misma respuesta que el otro ; Los saltimbanquis enseñaron a los osos, desde muy pequeños, a bailar al son de la música que tocaban poniéndoles sobre una chapa muy caliente; al contactar sus pezuñas sobre ella, saltaban para no quemarse, a la vez que sonaba la música. Después de varios ensayos, al oír la música, el oso saltaba para no quemarse, aunque la superficie sobre la que se apoyaba no estuviera caliente. El refranero nos dice que “ el gato escaldado, del agua fría huye”. Ovidio, en “Los remedios de amor”, aconseja al despechado que se oculte y sorprenda a su amada en el momento de hacer sus necesidades, para que vea lo que la decencia siempre ha prohibido que se vea. Miles de ejemplos hay en la vida de cualquiera.
El condicionamiento clásico no sólo provoca salivación o asco o baile. También provoca miedo, nostalgia, deseo, excitación sexual, estrés, relajación, alivio, euforia, nauseas... El estímulo más insospechado puede dar lugar a sensaciones y reacciones intensas que a menudo nos parecen inexplicables.