el cazurro ilustrado

04 febrero 2006

Aquí paz y después...gloria?.


Para conseguir la “paz” individual y social que tanto se anhela, es necesario ser absolutamente conscientes de la vulnerabilidad del ser humano; así estaremos más motivados por el día a día, y no dejaremos para más adelante cosas pendientes, si las consideramos esencialmente importantes. Esto estimula la creatividad y despierta el instinto de conservación y de supervivencia individual, favoreciendo la flexibilidad adaptativa de nuestra cultura social. Podemos pensar abiertamente en la finitud de la vida humana sin caer en un estado de profunda angustia y ansiedad. Aceptando el valor adaptativo y ampliamente terapéutico que puede ofrecer cualquier sistema de creencias, tan sólo debemos tener algo absolutamente seguro y es que la muerte es el final ineludible de todo el ciclo vital.
La única postura coherente y sólida ante la muerte, como ante cualquier otro evento o conflicto de la vida humana, es encararla, saber que existe y conocerla hasta donde sea humanamente posible. Lo contrario, sólo lleva a luchar con los propios fantasmas para no resolver nada.