el cazurro ilustrado

02 febrero 2006

Del régimen para conservar la salud


Por tercera vez cito a mi amigo Feijoo (1676-1764) quien, con una agudeza inusual, afirma que los médicos saben poco de la curación de los enfermos; pero nada saben, ni aun pueden saber en particular del régimen de los sanos, por lo menos en cuanto a comida y bebida. Esta proposición, que a médicos y no médicos parecerá escandalosa, se prueba con evidencia de la variedad de los temperamentos, a quienes precisamente se conmensura la variedad de los manjares, tanto en la cantidad, cuanto en la calidad. El alimento, que para uno es provechoso, para otro es nocivo. La cantidad, que para uno es larga, para otro es corta. Esta proporción de la cantidad, y calidad del alimento con el temperamento de cada individuo, sólo se puede saber por experiencia. La experiencia cada uno la tiene en sí mismo; ni al Médico le puede constar, sino por la relación que se le hace. ¿Pues qué, he menester yo acudir al Médico a que me diga qué, y cuánto he de comer, y beber, si él no puede saber lo que me conviene sin que yo primero le participe qué es lo que me incomoda, qué es lo que me asienta bien en el estómago, qué es lo que digiero bien?
Tiberio se reía de los que en llegando a la edad de treinta años, consultaban los Médicos; porque decía, que en esa edad cada uno podía saber por experiencia cómo debía regirse. En caso que la máxima de Tiberio, tomada generalmente, no sea verdadera, por lo menos en cuanto al uso de comida, y bebida es segura.
Añádese a esto (y es también de mucha consideración), que un mismo alimento, sin distinción, o desemejanza alguna, puede ser, respecto del mismo individuo, provechoso en un tiempo, nocivo en otro, ya por la diferente estación del año, ya por la diferente temperie del ambiente, ya por la diversa región que habita, ya por la diversidad de edad. En fin, cualquier mudanza que acaezca en el cuerpo (y son infinitas las que ocurren, como también las causas que las ocasionan) precisará a variar más, o menos el alimento, ya en cuanto a la calidad, ya en cuanto a la cantidad.