De la ingenua felicidad.
Una gran parte de los ciudadanos se enreda de tal manera en sus “pensamientos” y juzga, valora e interpreta tanto las cosas, que no consigue disfrutar de las satisfacciones cotidianas ni valorar en su justo precio la magnitud de los sucesos desgraciados a los que todos estamos expuestos.
Hoy en día está de moda la aspiración a la felicidad rápida a través de manuales de instrucciones. El pobre hombre, el pobre mono evolucionado, agobiado con las letras de la hipoteca, angustiado con una biopsia que tal vez sea maligna, disgustado con su madre política, abrumado con una posible "jubilación anticipada" y, encima, desilusionado con su equipo de fútbol, incapaz de subir a segunda división, se encuentra con multitud de libros que le aseguran un método infalible para ser feliz. La osadía de algunos no tiene límites y muchos medios de comunicación ni se sonrojan al patrocinar el mayor de los panfilismos.