Constitución y gallinas cluecas.
Dice Polibio, insigne
autor romano, en su “Historia universal”
que las Democracias, al cabo de dos generaciones, se vician cuando los
ciudadanos tratan de sobresalir y, para ello, corrompen a las masas, las
cuales, una vez que se han acostumbrado a vivir de los demás, instituyen el
gobierno oclocrático (gobierno del populacho o de las gallinas cluecas) cuando encuentran
un caudillo que los guía . Este régimen incurre en todo tipo de excesos hasta
que la gente vuelve a la bestialidad y encuentra a un déspota y comienza de
nuevo el ciclo de la monarquía que degenera
en tiranía; entonces los hombres más nobles, magnánimos y valientes guían al
pueblo, derrocan la monarquía y al reino y establecen una aristocracia , la
cual se deforma en la segunda generación, cuando los aristócratas se dedican a
enriquecerse, a embriagarse o a cometer raptos y estupros, con lo que el
gobierno aristocrático se convierte en oligárquico. La oligarquía está
destinada a caer a su vez cuando alguien se da cuenta del descontento popular
y, al actuar contra el régimen, recibe el apoyo de la multitud hasta que derroca
al gobierno y establece en su lugar una democracia. Así, cíclicamente,
pasaremos de la monarquía a la tiranía;
de la tiranía a la aristocracia; de la aristocracia a la oligarquía; de la oligarquía
a la democracia y de la democracia
a un gobierno oclocrático.
Da la impresión de que la democracia española está a punto
de ser convertida por la clase dirigente en una oligarquía y deberíamos estar vigilantes porque la perra
que pare tiranos, demagogos y oligarcas está otra vez en celo, esperando a
cubrirse para alumbrar nuevas injusticias.