Fin de año y adivinaciones.
Ya próxima la salida y entrada de año, montones de adivinos, futurólogos, agoreros, visionarios, quiromantes, astrólogos y expertos en el arte de engañar a incautos preparan un arsenal de profecías, augurios, premoniciones, oráculos y vaticinios sobre lo que ocurrirá en el 2011. Serán tantos los pronósticos que cubrirán todas las posibilidades, con lo que el acierto está asegurado, de la misma manera que están cubiertas todas las probabilidades de error. Tengo recopiladas varias adivinaciones de un profeta que existió en Valverde de Curueño, el cual por los años 20 del siglo pasado dijo que los hombres pisarían la luna, también auguró que llegarían tiempos en que los hombres, acosados por las mujeres, tendrían que subirse a las copas de los árboles; aseguró que vendrían momentos en que el hambre nos haría comer hasta los “pegamanos” ( frutos pegajosos de una enredadera –que recogeríamos echando mantas por las praderas donde se crían-) y, la última que he recogido, dice que llegarán tiempos en que sólo sabremos del cambio de las estaciones por la caída de las hojas de los árboles. El caso es que un hombre de la montaña, poco crédulo, para tomarle el pelo, se le acercó y le interrogó por el futuro de su familia. El profeta le contestó: - todos están bien, sobretodo tu padre. Creyó el montañés haberle pillado en un error y le dijo: - mi padre lleva diez años muerto. A lo que el profeta, sin inmutarse, contestó: -Tu no tienes ni idea de quien es tu verdadero padre.