Escribir alto.
Hubo un tiempo en el que el analfabetismo fue rasgo común de casi todos los españoles; sin embargo, en la montaña leonesa casi todos sabían leer y escribir y tenían un cierto nivel cultural que contrastaba con el resto de la población. Durante los veranos acudían a los puertos de montaña miles y miles de ovejas, conducidas por pastores trashumantes, procedentes de Extremadura en su mayoría. Uno de ellos se vio en la obligación de escribir a su hermano, para que le enviara cien duros con los que hacer frente a unos gastos imprevistos. Habló con un montañés para que le escribiera la carta ya que él no sabía hacerlo. Estaba el de la montaña escribiendo el dictado de las palabras, cuando el extremeño le dijo: - Es necesario que escriba usted muy alto. Extrañado el escribiente de tal observación le preguntó: - ¿cómo que muy alto?. A lo que apostilló el extremeño: - Alto, porque sino, como está tan sordo, no lo entenderá.