el cazurro ilustrado

02 febrero 2010

Impuestos y herejías.

Las noticias de lo que pasaba en el llano llegaban a las litúrgicas tabernas de las aldeas de la montaña de tarde en tarde y tamizadas por las luces y las sombras de los mensajeros, que si bien su ocupación principal era la de arrieros transportando pescados desde a costa asturiana a los pueblos de Castilla, para volver cargados de cereales, aceite y vino, cumplían también la función de periodistas, a falta de otros medios para adquirir información, aunque las que llevaban a sus respectivos pueblos no fuesen muy frescas.
Cuando se introducía en el mundo alguna idea o doctrina que la iglesia tachaba de herejía, los arrieros oían hablar del priscilianismo o del jansenismo, del adopcionismo e incluso, del socialismo, del comunismo o del troskismo, sin saber muy bien a que se referían.
Un día estaban en la taberna los lugareños y le preguntaron al arriero que qué sería eso del comunismo del que se oía hablar tanto en el llano; el interrogado, muy puesto en la materia, respondió: “ya veréis como es algún impuesto nuevo sobre el vino”.
Y es que no ha habido doctrina, ideología, religión, plan, programa… que no se transformara en impuestos para la gente de la montaña (quizás también para los del llano).