el cazurro ilustrado

20 enero 2010

El ganadero y el dominguero.

Un paisano iba arreando dos vacas hacia el puerto de montaña de donde se habían escapado por culpa de la maldita mosca lobera, cuya picadura las pone al borde de la locura. Llevaban un buen paso los tres, cuando alcanzaron a un dominguero que, al verlos, en un afán de mostrar su conocimiento vacuno, le pregunta al malhumorado ganadero:
-¿Estas vacas son de raza pardo-alpina?.
-Ésta sí. Responde parcamente el ganadero.
-¿Y la otra?, pregunta el dominguero.
- La otra también. Responde el ganadero.
-Y dígame, ¿Estas vacas se escaparon del puerto y ahora tiene que llevarlas allí de nuevo?.
-A ésta sí. Dijo el ganadero.
-¿Y a la otra? Repitió el dominguero.
-A la otra también. Espetó el ganadero.
-Y dígame, ¿Estas vacas están preñadas?. Inquirió de nuevo el dominguero.
-Esta sí. Contestó el ganadero.
-¿Y la otra?. Repuso el dominguero.
-La otra también, respondió el ganadero.
Un poco cansado de las lacónicas respuestas del ganadero y viendo que sus suposiciones se confirmaban, volvió al interrogatorio el dominguero:
- Pero, dígame una cosa, por qué cada vez que le pregunto por las vacas me responde que ésta sí y después me dice que la otra también.
Entonces el ganadero le responde: -Lo que sucede es que esta vaca es mía.
- ¡Ahhhh claro !- contesta el dominguero; ahora entiendo, y dígame ¿Y la otra?.
- La otra también, respondió el ganadero. Dando por zanjada la conversación.