el cazurro ilustrado

22 abril 2008

Cuestión de huevos


Dedujo Samuel Butler (1835-1902) que una gallina es sólo la manera que tiene un huevo de hacer más huevos; aplicando ese mismo razonamiento, disculpas para hacer más huevos serían los patos, las perdices, las codornices o cualquiera de las aves que vuelan y o corren por el mundo, pero no sólo las aves, también los reptiles, los peces, los mosquitos y hasta los humanos no serían otra cosa que pretextos de los huevos para fabricar más huevos. Así pues, todo se convierte en una cuestión de huevos, millones de cuestiones con huevos de por medio. Empédocles aseguró que el mundo no era como una bola sino como un huevo. En el nacimiento de Alejandro una vieja ofreció a su madre un huevo colorado que había puesto una paloma como presagio de que el recién nacido llegaría a emperador. Por huevos se ganan los partidos, se aprueban estatutos, se gana a la razón aunque nos cueste uno y nos importe el otro; hasta ellos estamos en ocasiones, nos los tocan, con precaución los pisamos y los echamos para conseguir los más arriesgados objetivos. Todo es una cuestión de huevos o, en su ausencia, de testículos, cigotos, gametos, bolas o de los socorridos cojones.