Cerdos y humanos.

Cerdo, puerco, gorrino, marrano, guarro, gocho, cochino, cebón, chancho o verraco son algunas de las palabras utilizadas para designar a este individuo del reino animal, del tipo “chordata” de la clase “mammalia” , del orden “artodactyla” de la familia” “Suidae”, del género ”sus” y de las especies “Sus barbatus, Sus salvanius, Sus scrofa, Sus verrucosus, Sus bucculentus, Sus cebifrons, Sus celebensis, Sus heurenis, Sus philippensis y Sus timoriensis”. A pesar de las tremendas cargas semánticas negativas que tienen estas acepciones, su carne es una de las más consumidas en el mundo, aunque su ingesta esté prohibida por algunas religiones. Lo mismo ocurre con sus sinónimos, usados para referirse a lo indecente, deshonesto, obsceno, desaseado, sucio, maloliente, despreciable o asqueroso, también prohibido por casi todas las religiones: su uso, práctica, hábito y consumo es altamente frecuente y hasta placentero. Y es que entre la vida de los cerdos y la de los humanos, cuando los entornos son similares, no hay diferencias significativas. No sueñan los cerdos con rosas sino con bellotas, ni los humanos con bellotas sino con chuletas ( de cerdo).