Experiencia social y preferencias sexuales (en la codorniz japonesa).
Acabo de leer un experimento que demuestra cómo la experiencia, en las hembras, es vital para la elección de pareja. Ya Darwin aseguró que las hembras seleccionaban a los machos que tenían ciertos rasgos indicadores de vigor y de atractivo. A partir de esto, las elecciones sexuales de las hembras y la competencia de los machos por las hembras han sido investigadas en numerosas ocasiones.
En esta investigación, Tiberio Pérez Manrique y Germán Gutierrez, de la Universidad nacional de Colombia, demuestran que las condiciones de crianza afectan principalmente a las hembras de codorniz japonesa, cuando éstas tienen que elegir pareja. Así, las hembras criadas junto a un macho, tienden a permanecer más tiempo observando a un macho desconocido que al macho con el que se han criado y tienden, además, a alejarse de los machos con los que crecieron; es decir, las hembras buscan machos diferentes a los que ya conocen. El experimento parece sugerir que la evitación de la endogamia puede ser el resultado de una evaluación más favorable por parte de las hembras para fenotipos distintos a los ya conocidos y que es coherente con la hipótesis de preferencia de las hembras por rasgos distintos a los de los padres.
En el caso de los machos, ni los machos criados con una hembra ni aquéllos criados en aislamiento social, mostraron diferencias estadísticamente significativas en la cantidad de tiempo empleado observando a las parejas disponibles durante la evaluación. Y es que, parafraseando a Schopenhauer, los machos se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un macho y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles.
En esta investigación, Tiberio Pérez Manrique y Germán Gutierrez, de la Universidad nacional de Colombia, demuestran que las condiciones de crianza afectan principalmente a las hembras de codorniz japonesa, cuando éstas tienen que elegir pareja. Así, las hembras criadas junto a un macho, tienden a permanecer más tiempo observando a un macho desconocido que al macho con el que se han criado y tienden, además, a alejarse de los machos con los que crecieron; es decir, las hembras buscan machos diferentes a los que ya conocen. El experimento parece sugerir que la evitación de la endogamia puede ser el resultado de una evaluación más favorable por parte de las hembras para fenotipos distintos a los ya conocidos y que es coherente con la hipótesis de preferencia de las hembras por rasgos distintos a los de los padres.
En el caso de los machos, ni los machos criados con una hembra ni aquéllos criados en aislamiento social, mostraron diferencias estadísticamente significativas en la cantidad de tiempo empleado observando a las parejas disponibles durante la evaluación. Y es que, parafraseando a Schopenhauer, los machos se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué. Cada vez que se engendra un macho y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles.
Etiquetas: preferencia sexual