Comunicación y debates.
Me han contado que llegó un paisano al bar del pueblo acompañado de su perra. La ató en el árbol que había enfrente y entró a tomar algo. Poco tiempo después, todos los perros del pueblo, al olor de las feromonas que despedía la perra indicando que estaba receptiva, la rodearon para disputarse el primer puesto en la cópula. Los agentes de la guardia civil al ver el alboroto, entraron en el bar para interesarse por el dueño del animal.”Es mía”, dijo impasible. “Su perra está alta” dijo uno de los agentes. “ No es posible; la dejé en el suelo” contestó el paisano. “ Quiere decir que está en celo” insistió el otro miembro de la pareja de guardias civiles. “ No puede ser, ya que yo no le doy motivos, jamás se me ocurre mirar a otras perras” replicó del aldeano. “ Digo que está caliente, ¿ me entiende?” objetó ya de malas pulgas el agente. “ Pues no lo entiendo” repuso el aldeano; “ me aseguré de dejarla a la sombra”. Muy irritado, explicó el número de la guardia civil que “ la perra quiere mantener relaciones sexuales”. Enterado ya el paisano le manifestó: “pues, usted mismo. Siempre quise tener un perro policía”. Y es que hay diferencias sustanciales entra hablar y comunicarse, como las hay entre debatir y monologar, como se puso en evidencia estos dos últimos lunes en los debates entre candidatos.