el cazurro ilustrado

28 mayo 2007

Envidia y lástima.


Probablemente, ninguno de los políticos, vencedores o vencidos (ganadores o ganados) reconocerá abiertamente los dos sentimientos más legítimos que tienen en este tiempo en el que los resultados electorales les han encumbrado o hundido. Al lado de las alegrías de los vencedores y de las tristezas y decepciones de los perdedores, aparecen en los segundos la envidia y en los primeros la lástima, nacidas ambas de la inevitable comparación de los resultados de unos con los de otros. Envidia tendrá el perdedor por no haber alcanzado lo que tiene el ganador y que él mismo deseaba alcanzar y lástima sentirá el ganador de ver a su oponente en el estado de deseo que tal vez algún día se encuentre él. Probablemente también, los ganadores lo hayan sido porque nunca dijeron lo que querían decir y los perdedores lo sean porque no querían decir lo que dijeron.