el cazurro ilustrado

27 febrero 2007

Más de condicionamiento.


Todos los hombres de Escitia formaron un ejército y se fueron a hacer la guerra contra otros pueblos, dejando a las mujeres, a los niños y a los esclavos a cargo de sus haciendas. Estuvieron batallando y guerreando durante un periodo de no menos de veintiocho años. Decidieron entonces volver a sus casas, encontrando que sus mujeres, cansadas de esperarlos, se habían casado con los esclavos que dejaron para su guardia y servicio. Al ver los esclavos lo que se les venía encima cogieron las armas contra los escitas que regresaban; peleaban tan ferozmente para defender aquella libertad que los veteranos escitas eran incapaces de avanzar un paso usando sus lanzas y ballestas. Uno de éstos se dio cuenta de que los esclavos no temían las armas y sugirió que tomaran cada uno de ellos el látigo para que cuando lo vieran, recordaran cómo solían azotarles y huyeran temerosos de los azotes. Cuando vieron los látigos, desertaron y escaparon rápidamente y así pudieron los escitas recuperar sus tierras y recobrar a sus mujeres.
Los escitas, estímulos condicionados durante años a los latigazos (estímulos incondicionados), provocaron una respuesta condicionada de dolor, temor y huida en los esclavos sin necesidad de usarlos. Se demuestra, una vez más, que la asociación de estímulos está en la raíz de cualquier aprendizaje.