Altura, salud y medicina.
Vivir a 1300 metros de altura sobre el nivel medio del mar Mediterráneo en Alicante puede tener ciertos riesgos. La temperatura baja un grado cada 150 metros por encima de los 1000 metros. Disminuye la presión atmosférica y la humedad relativa del aire. El viento sopla con más fuerza, dando lugar a una sensación térmica desagradable. Falta oxigeno. La radiación solar de rayos infrarrojos y ultravioletas es mucho mayor y, en invierno, la temperatura puede bajar hasta los 20 grados bajo cero. Las consecuencias pueden ser: crisis asmáticas, deshidratación, hiperventilación, taquicardia, disminución de la presión arterial, falta de apetito, nauseas, insomnio y mareos, además del aumento de la probabilidad de padecer cáncer de piel.
Sin seguir al pie de la letra los consejos del oportuno Ministerio de Sanidad y Consumo, la gente de la montaña se ha adaptado perfectamente a las condiciones de su entorno y nada de eso les ocurre. Así lo atestigua mi amigo “Nacho”, el médico de esta zona. Comenta que sus pieles, curtidas por el frío, el aire y el sol, les hace parecer más viejos de lo que son, pero esta especie de acartonamiento es un factor de protección añadido. Me cuenta que salvo algunos casos de colesterol alto, gozan de una salud excelente y viven muchos años. Destaca que la vida tranquila y la costumbre de acudir poco al médico son algunas variables que pueden explicar su larga y saludable existencia.