Conocimientos globalizados.
Esta sociedad “global”, exige, en teoría al menos, que sus miembros dominen, además de los conocimientos específicos de la familia profesional por la que han optado, informática e idiomas. Los miembros más globalizados se manejan sin dificultad con los ordenadores, con su idioma y con otros dos más, que bien pueden ser el inglés y el francés.
El sábado pasado, por la carretera que une Valverde con Valdeteja, un padre y su hijo iban a trabajar al campo montados en un carro tirado por una pareja de vacas. De pronto, pasó un “beemeuvedoble” de color metalizado y a escasos metros se paró. Se apeó de él un hombre de mediana edad, bien vestido y globalizado. Se dirigió a ellos diciendo “ ¿speak englis?”. No obtuvo respuesta. Dijo entonces “ ¿parlez vous francais?”. Las vacas siguieron caminado; el padre y el hijo no decían nada. En un intento final, ya casi enfadado, preguntó el docto visitante: “ ¿Parla italiano?”. Nadie respondió, ni siquiera las vacas. Se dio media vuelta; montó, cabreado, en el coche y se alejó de la ignorancia. Después de un largo silencio, el hijo, al comparar sus conocimientos con los del turista, comentó:
- Papá, qué bonito debe ser saber idiomas.
El padre, en una lección magistral que su hijo no olvidará jamás, aseguró:
- Si... ya ves para lo que le sirvió a éste saberlos.