Orientación laboral y personal.
Aunque loable es aconsejar y orientar a alguien para que elija una forma de vivir; reprobable puede ser señalarle el oficio que ha de estudiar; porque como decían los clásicos, al que se inclina a coger la espada, muy mal le sienta la estola; al que es tímido, error sería hacerle hablar en público; a la que desea casarse, muy pesado se le hará llevar hábitos de monja; al que gusta la llave inglesa, en balde le enseñaremos a afilar navajas; al que se le da bien arar, ingenuo es obligarle a pintar. Y así con todos los estudios y carreras.
Ligurgio, legislador de los lacedemonios, ordenó que los padres pusieran a sus hijos, cumplidos los catorce años, a trabajar en un oficio; no en el que ellos quisieran, sino en aquellos por los que se inclinaran. Después de que alguien elige la forma de vida, se le puede aconsejar cómo conducirse en ella; porque puede ocurrir que acierte en la profesión que elige y después se equivoque en todo lo que en ella hace. Para buen estudiante no hay estudio malo, ni para estudiante malo hay estudio bueno. Mejor será que la profesión se honre con el trabajador y no el trabajador con la profesión. El juez puede hacer justicia y puede hacer cohecho. El profesor puede enseñar y puede engañar. El médico puede curar y puede matar. El pastor pude cuidar del ganado y puede pacer lo que no es suyo. El vivir bien o vivir mal no dependerá de la profesión que se elija sino de cómo se realice y de lo disciplinado e interesado que se esté en ella.
Hasta el día seis de abril tienen los alumnos de 4º de ESO para decidir qué estudios realizar y en qué centro. Se les presentan varias opciones: Bachillerato, Ciclo Formativo de Grado medio, Garantía social, Iniciación profesional e, incluso para algunos, la repetición de curso si las cosas no han ido del todo bien. Por los Departamentos de Orientación de los Centros pasan estos días muchos alumnos en busca de la solución perfecta para su futuro y se la damos: estudia lo que te gusta y se te da bien y pon todo el empeño en lo que hagas. Evita la codicia, pues si caminas diez años para tener mucho, andarás cien para tener más y muchas de las preocupaciones no se pasan por tener lo necesario, sino por alcanzar los deseos que nos imponen. Mejor es fatigarse, trasnochar y desvelarse por lo necesario que no por conseguir lo que las multinacionales nos ofrecen en los múltiples canales de la tele y la peor situación en la vida será aquella en la que, no contento con lo que puedes y tienes, procures poder con lo que te han dicho (interesadamente) que quieras.