Hetarías y libertad.
Creían los hombres antiguos que las mujeres preferían ser hermosas a ser ricas o feas; también daban por supuesto que suspiraban por verse casadas, para quedar embarazadas y luego dar a luz porque, suponían, hasta que no pariera, la mujer era más amiga que esposa. Sin embargo, mujeres hubo que demostraron otros intereses. Las primeras dignas de mención fueron las hetarias de las que Luciano de Samotracia, en el Diálogo de las cortesanas las describe así: " Se nos presenta detallista y elegante. Es alegre con todos, sin reírse estrepitosamente como es tu costumbre, sino sonriendo de una manera encantadora; luego trata a los hombres con habilidad, sin engañar a los que la visitan o la llevan a su casa, ni ofrecerse sin ser solicitada. En los banquetes a los que asiste alquilada, se cuida de no emborracharse, pues la embriaguez pone en ridículo y hace a la mujer detestable, y de atracarse de comidas indecentemente. No habla más de lo preciso, no se burla de los asistentes, no mira sino al que le paga. Por eso la quieren todos. Cuando es preciso acostarse no se muestra ni lasciva ni indiferente y sólo procura agradar a su amante y conquistarlo".
Aspasia de Mileto fue una hetaría amante de Pericles que contó con los favores de dos diosas: Afrodita, la de la belleza y Atenea, la divinidad que encarnaba la inteligencia y la sabiduría. No fue la "tonta bonita" ni la "sabia fea", o fue ambas cosas a la vez ya que llegó a convertirse en " primera dama"y participó en los círculos intelectuales de la ciudad.
Hiparquia y Leontion fueron otras hetarías que se integraron en el jardín de Epicuro y filosofaron bastante mejor que muchos hombres aunque fuese un papel reservado para ellos.
Hiparquia, otra hetaría ,conoció a Crates del que se enamoró pero este amor no fue correspondido y le amenazó con suicidarse; Crates le propuso una vida en contra de las normas sociales de la época que ella aceptó; a partir de entonces mantuvieron una relación cínica, que incluía mantener relaciones sexuales en público; vivir en la suciedad, en la absoluta pobreza y vagar por las calles como los perros. Hiparquia fue buena y compasiva con los pobres. Acariciaba a los enfermos; lamía sin la menor repugnancia las heridas sangrantes de los que sufrían. Si hacía frío, Crates e Hiparquia se acurrucaban con los pobres y trataban de trasmitirles el calor de sus cuerpos. No sentían ninguna preferencia por los que se acercaban a ellos. Les bastaba con que fueran humanos. Por último, Friné fue otra hetaría griega de increíble belleza, a quien tomó Praxiteles como modelo para sus estatuas de la diosa Venus. Acusado de blasfemia, el escultor la desnudó ante el jurado para demostrar que sólo una belleza como la de Friné podría representar a la divinidad. La bella Friné fue absuelta en consideración a su belleza.
Las hetarías, con Aspasia, Hiparquia, Leontion y Friné a la cabeza, comenzaron la reivindicación de la libertad de acción y pensamiento, sin importarles las opiniones de los demás, que tanto se echa en falta en toda la historia y, cómo no, también en nuestros tiempos.