el cazurro ilustrado

24 marzo 2006

Lilith, Eva y Adanes.



Una gran parte de la historia ha sido escrita por hombres relegando a la mujer a mera comparsa. No seré yo quien haga lo mismo, aunque haya dado, en algunos posts, esa impresión.
La primera mujer, digna de admiración , de la que tenemos noticia, es Lilith; preciosa fémina, enigmática, indomable, muy atractiva, de ardientes deseos, capaz de seducir a Adán y revelarse contra el mismísimo Dios y largarse del paraíso porque no atendía su reivindicación de no tener que copular debajo de Adán ya que mantenía que ambos eran iguales en derechos y deberes. Se refugió en los abismos más profundos y desde entonces fascina y enloquece a los hombres, enamorándolos sin remisión. La tradición asegura que entre el cabello de Lilith se encuentran, enredados, los corazones de los jóvenes que sucumben a su hechizo.
Escapada Lilith del dominio de los dioses y de los hombres, crea el primero a Eva del segundo y, aunque menos rebelde, se salta la prohibición de comer la fruta del bien y del mal: “tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió." (Génesis ). Así que dios los echó del paraíso. A Eva le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará." (Génesis). A Adán le castigó:"«Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás.»" (Génesis).
Desde entonces, múltiples y diversas mujeres han seducido a quien les ha apetecido, con tanta maestría que ni hombres ni dioses han podido resistir a sus encantos, porque las mujeres igualan a los hombres en entendimiento, pero son superiores en la explicación de él; y mucho más sutiles para el logro de sus deseos en el amor y en la venganza que los hombres. Las mujeres han sabido y saben gozar de lo que aman, y odiar hasta la muerte lo que aborrecen mucho mejor que los hombres, porque no hay mujer que en el amar, ni en el aborrecer tenga límites, como comprobaremos en los próximos posts.