Verdad estadísticamente significativa.

Cuentan que un día se presentó Churchill en el Parlamento Inglés con una propuesta, juzgada por los diputados de la Leal Oposición como descabellada, inútil y costosa. Él la justificó aportando cientos de datos estadísticos (variables continuas y discontinuas, frecuencias, porcentajes, medias y desviaciones típicas). Acabada la exposición, un miembro de su propio partido se le acercó y le comentó que había estado muy brillante y que los datos que había aportado, ellos mismos tardarían cuatro meses en conseguirlos. Churchill respondió jocosamente que, según sus previsiones, ese sería el tiempo que tardaría la Oposición en comprobar que eran falsos.
Desde entonces, muchos políticos y otros interesados, siguiendo sus pasos, se fían sólo de las que han manipulado. Pero, aunque los pesimistas piensen que están tan mal, tan mal, que no pueden empeorar, hay un dato estadístico con gran significación, que invita a todos al optimismo: por muy mal que estén las cosas, siempre pueden ir mucho peor.