Culpable si; loco no.
Si son la locura o la psicopatía las causas de la aberración cometida, es claro que Enrique es inocente o no responsable de
sus actos; pero la patologización o
psicopatologización de su comportamiento, lejos de “humanizarle” lo que hace es
quitarle su “dignidad” como ser humano, al desposeerle de la libertad de actuar
como lo hizo. Además, no podemos pedir que responda de sus actos ya que esto
solo puede hacerse con personas libres y responsables. Por eso es grave error
apelar a cualquier trastorno, patología
o estructura cerebral para atenuar las consecuencias que debe tener su
execrable comportamiento.
El comportamiento humano tiene correlatos cerebrales que en
ningún caso lo explican. Puede ser el funcionamiento cerebral necesario, pero
es a todas luces insuficiente. Como dijo Luria: “La solución real del problema del desarrollo de las funciones mentales
superiores se halla en la premisa fundamental de que el hombre es un ser
social, un producto de la historia social y sujeto activo de las relaciones
sociales… La existencia de la relación social del hombre con el mundo externo
debe ser considerada como la fuente básica de las más elevadas formas de
conducta consciente, no tan sólo en su contenido sino también en sus formas de
existencia". “No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser
sino, al contrario, es su ser social lo que determina su conciencia”.
Y es su historia la que explica su comportamiento. “El
chicle” es responsable de sus actos
y su
culpa es de tal magnitud, que
no es el sanatorio, sino la cárcel de por vida, el lugar que debe ocupar.