No hay "tutía".
Leo en “Historia
natural del hombre” escrita en francés por
el Conde de Buffon, traducida al
castellano por Alonso Ruiz de
Piña y publicado en Madrid en el año
1773:
“Las mujeres turcas se aplican la Atutía, quemada y preparada en los ojos ,a fin de volvérselos más
negros, sirviéndose para este efecto de un punzoncito de oro o de plata que mojan con la saliva para que prenda este polvillo negro y pase
suavemente entre los parpados y la pupila; bañanse con frecuencia, se perfuman
todos los días y no olvidan cosa alguna
que pueda contribuir al aumento o conservación de su belleza; algunos dicen que las mujeres persas exceden a las turcas en esta
prolijidad y limpieza; hasta los hombres
tiene su gusto diferente en
materia de hermosura; los persas las quieren trigueñas y los turcos
rubias” .
Resulta que el dicho “
no hay tu tía” que lo empleamos muchas veces para para dar a entender a alguien que no
debe tener esperanza de conseguir lo que desea o de evitar lo que teme, no se
refiere a la ausencia de la hermana del padre
o de la madre sino a este ungüento elaborado a partir
de la capa que, producto de la fundición y purificación de óxido de cinc mezclado
con otras sales metálicas, quedaba adherida a las paredes de los hornos.
La medicina árabe lo usó como terapia
ocular y más tarde como panacea para todas las
enfermedades. Por eso si no hay atutía no hay remedio, lo que la gente acabó
convirtiendo en no hay tu tía.