el cazurro ilustrado

17 mayo 2014

No insultar a los que ya no existen, para que las enemistades no se hagan eternas.

Si le sirve de algo, le recuerdo al señor ministro del interior, ahora que anda persiguiendo a los  que hablan mal de los muertos, lo  que legisló  Solón  en la  antigua Grecia en este sentido, según lo cuenta Plutarco  en “Vidas paralelas”: “Es celebrada asimismo aquella ley de Solón que prohibía tachar la fama de los muertos, porque es muy debido reputar por sagrados a los difuntos; justo no insultar a los que ya no existen, y conveniente que las enemistades no se hagan eternas”.
Y  ya puestos, convendría recordar la ministro de justicia y al de hacienda y quizás también  al mismísimo presidente del gobierno , lo primero que hizo Solón  al llegar al gobierno de Atenas:
 “preguntado después si había dado a los Atenienses las mejores leyes, respondió: “De las que podían recibir, las mejores”. Lo que los modernos han dicho de los Atenienses, que lo que había en las cosas de desagradable lo encubrían con nombres lisonjeros y humanos, halagándolo urbanamente, llamando amigas a las mancebas; a los tributos, tasas; custodias, a las fortalezas de las ciudades, y edificio, a la cárcel, fue primeramente maña de Solón, que llamó alivio de carga, a la extinción de los créditos; porque fue este su primer acto de gobierno, disponiendo que los créditos existentes se anulaban, y que en adelante nadie pudiese prestar sobre las personas.”

Porque, ya puestos a imitar, imitémosles en todo a los Atenienses  de la Gracia clásica.