Hasta siempre, tío César.
Querido tío César, el sábado pasado a las 12h 15´ te dijimos
adiós en Valverde de Curueño, el pueblo donde naciste y a donde
regresabas siempre que podías. Viviste 93 años en los que,
con la lucidez y la continua actividad aún en la senectud,
nos diste razones para entender que no sólo no renegabas de la
vejez sino que la aceptabas como una etapa más de la vida, rica en dones, tan
gratificantes como los de otras etapas de la vida, que tan bien y
también supiste vivir.
Pienso en ti y recuerdo a Cicerón cuando decía: "Si
no vamos a ser inmortales, es deseable, por lo menos, que el hombre deje de
existir a su debido tiempo. Pues la naturaleza tiene un límite para la vida,
como para todas las demás cosas".
Supiste vivir y dejaste de existir a su debido
tiempo. Te echaremos de menos, pero tus enseñanzas en la manera de
enfrentarte a las vicisitudes de la vida estarán siempre con
nosotros. Viviste en paz y descansas en paz.