El Antruido.
Ayer, domingo gordo, subí a Valverde de Curueño, para ver a mis padres. Cuando les comenté lo que me habían dicho que se cantaba en el carnaval de Valdepiélago, comenzaron ellos a recordar.
Llegando a la puerta de una casa, empezaban a cantar:
-En este portal estamos dispuestos para cantar.
Danos torrenos señora que queremos caminar.
Si la señora entraba en la casa con intención de dar algo, cantaban:
-Alégrate compañero que ya la veo venir con el torreno en la mano y algo más en el mandil.
Si se retrasaba, le cantaban:
-Del arca de los garbanzos saca celemín y medio y del nial de las gallinas docena y media de huevos.
Si la señora en cuestión se negaba a hacer un donativo, le cantaban:
-Esta tía refunfuñona que no nos quiso dar nada, tiene la camisa rota y las enaguas cagadas.
Parece que tenían coplillas para cada una de las fuerzas vivas. No recuerdan la que cantaban en casa del cura, pero si la que cantaban en casa del pedaneo:
-Estas puertas son de hierro y las aldabas de aguardiente, con un letrero que dice: aquí vive el presidente
Llegando a la puerta de una casa, empezaban a cantar:
-En este portal estamos dispuestos para cantar.
Danos torrenos señora que queremos caminar.
Si la señora entraba en la casa con intención de dar algo, cantaban:
-Alégrate compañero que ya la veo venir con el torreno en la mano y algo más en el mandil.
Si se retrasaba, le cantaban:
-Del arca de los garbanzos saca celemín y medio y del nial de las gallinas docena y media de huevos.
Si la señora en cuestión se negaba a hacer un donativo, le cantaban:
-Esta tía refunfuñona que no nos quiso dar nada, tiene la camisa rota y las enaguas cagadas.
Parece que tenían coplillas para cada una de las fuerzas vivas. No recuerdan la que cantaban en casa del cura, pero si la que cantaban en casa del pedaneo:
-Estas puertas son de hierro y las aldabas de aguardiente, con un letrero que dice: aquí vive el presidente