Avisos para niños en su día universal.
Estimad@ niñ@ que te ha tocado vivir en esta sociedad posmoderna, en
medio de una crisis económica capaz de poner de manifiesto lo peor de nuestros
gobernantes y, a veces, lo mejor de nuestros conciudadanos, quiero decirte hoy, en tu día
universal, algo que nadie te dirá, pero puede ocurrir que tengas un padre
sometido al castigo de unas circunstancias laborales adversas, una madre que
arrastra las mismas circunstancias a las que se añaden permanentemente y por
doquier su autoimagen negativa, sus ideas de inferioridad o unas relaciones de
pareja en continuas desavenencias y conflictos, en discusiones y
envenenamientos; lo cotidiano en estas familias será lo aversivo, por mucho que
se empeñen en dibujar imágenes idílicas. En tal situación o en tal estado
cualquier comportamiento anormal o irregular que muestres puede desencadenar en
ellos una tempestad emocional; esta zozobra puede elicitar la agresión y el
castigo, por mucho que se legisle en su contra. Arrepentirse de inmediato,
comprobar que la reacción ha sido desproporcionada, nada resolverá ; provocará
sentimientos de culpa, que no es otra cosa que echar más leña al fuego, se
tratará de más emoción, de más imprevisibilidad, de más susceptibilidad para
responder al menor toque.
Tu comportamiento
infantil puede considerarse como espejo del entorno socioeducativo en el que
vives, por mucho que se empeñen en acusar a los genes, a los instintos o a
constructos como la personalidad, el temperamento... .
Has de saber,
estimado niño, que todo ser humano, por perverso que sea, por anormalmente que
se comporte, con toda seguridad cuenta en su actuación cotidiana, en su
conducirse habitual, con muchos más
actos considerados como positivos, correctos o adaptados que con conductas
calificadas de incorrectas anómalas o negativas. El mero hecho de vivir y
desarrollarse entre seres humanos conlleva el aprendizaje de múltiples
comportamientos de todo orden que forma parte de lo establecido por la
comunidad en cuestión.
Pero has de saber,
estimado niño, que como es lo “natural”, se juzgará como si de algo congénito
se tratara. Se atenderá sistemáticamente a lo “ anómalo” de tu comportamiento y
la ocupación básica se centrará en suprimir, eliminar el “ mal comportamiento”
y los comportamientos correctos pasarán a un segundo o tercer término y serán
aciagamente relegados e ignorados.
Tienes que saber,
estimado niño, que cuando te conduzcas satisfactoriamente no harás sino cumplir
con tu obligación, con tu deber. Tus “ buenos comportamientos”, tus conductas
“normales” ni se apreciarán , ni se les dará importancia, ni se les otorgará
mérito. Sólo interesarán si están ausentes. Los efectos que te lloverán por
esta actitud de los adultos serán el incremento de la ansiedad, la
desorganización del comportamiento, el empeoramiento de tu autoimagen y la
probabilidad de recibir castigo, desaprobación o estimulación aversiva. Esto
llevará a los adultos a no experimentar gratificación alguna a través de la
relación establecida contigo ; sólo van a contar con la mísera satisfacción o
consuelo de la supresión a corto plazo de algún comportamiento problemático. Ni
siquiera se congratulará consigo mismo por esos aspectos positivos que posee tu
comportamiento y que bien pudieran ser fruto de su personal actuación.
Has de saber,
estimado niño, que el énfasis reiterado sobre lo que se hace mal y sobre la
prohibición tendrá consecuencias claramente frenadoras sobre tu desarrollo ,
pero ha de saber tu educador, padre o maestro que tus conductas adaptadas,
satisfactorias, precisan del reforzamiento para mantenerse y evolucionar
positivamente, a pesar de las ideas simplistas, maniqueas, parciales,
reduccionistas e interesadas que abundan en el mercado educativo.
Has de saber,
estimado niño, que tu estabilidad emocional futura como adulto, no depende de
que carezcas de experiencias aversivas en tu infancia, sino más bien de que sí las tengas aunque, claro está, dentro de unos límites, esporádicas, previsibles
y puntuales, por mucho que se empeñen en hacerte creer que en la vida todo es
de color de rosa.
Y, Por último, en
este día universal de la infancia, has de saber que hacer lo que se debe hacer
y dejar de hacer lo que es preciso dejar de hacer, conlleva casi siempre
desasosiego, dolor y esfuerzo; por mucho que se empeñen en hacerte creer que en
esta vida todo es posible, tendrás que aprender que muy pocas cosas son
probables.