el cazurro ilustrado

18 junio 2011

Conversaciones con Marino Pérez Alvarez.


La Asociación  Española de Neuropsiquiatria-Profesionales de la salud mental organiza sus XXIV jornadas nacionales en León. Ayer Marino Pérez Álvarez (Catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo) dio una charla con el título "Confrontando el cerebrocentrismo que nos invade" en la que apuntó  algunas ideas  que desarrolla ampliamente en su libro “El mito del cerebro creador” que debería ser  de obligada lectura  para aquellos que presumen de mantener una postura “intelectualmente decente” ante la vida.
Al acabar mantuve una  larga conversación con él, que publicaré en la revista  “Prolepsis” del Colegio Oficial de Psicólogos  de Castilla y León. Os adelanto algunas ideas:
Hay  una sensibilización dirigida a la población para crear trastornos y patologizar la vida cotidiana promovidas por el marketin farmacéutico y todas las estrategias que hasta ahora  han funcionado para los adultos y que nosotros hemos analizado en el libro “ La invención de los trastornos mentales” se están extendiendo al ámbito infantil; ahora mismo la moda está   en extender de depresión de los adultos  y el trastorno bipolar a los niños  y ya se habla de la depresión infantil  y del trastorno bipolar en niños y ciertamente  es muy fácil  el convertir comportamientos normales de los niños en supuestos  trastornos   psicológicos   que habría que tratar  y luego, de paso que  sensibilizan a la gente para que  perciba problemas   donde no los  había,  le dan a la gente la explicación de ellos genética o neurobiológica, con lo cual los padres quedan exculpados de la responsabilidad que pudieran tener   en los problemas de los niños: si se aburren, o si son traviesos o si se comportan como niños etc.. y también   los propios niños  entran en el rol  de que como están enfermos son merecedores de un trato especial,  así  que hay una especie de confabulación de intereses en la que todos salen ganando:  la industria farmacéutica, los familiares y el único que sale perdiendo  es el niño. 
Cuando se  medicalizan y/o patologizan comportamientos normales en la infancia se está  iniciando al niño en una carrera psiquiátrica y  tiene dos contextos: el entrar en la pauta de ir al psiquiatra,  de que está enfermo,  de justificar sus comportamientos por su enfermedad  y el otro contexto, quizás todavía  peor: la propia medicación altera el funcionamiento del  cerebro y hace a los niños (a los cerebros en su caso) mas sensibles a las situaciones de estrés con las que se van a encontrar en la vida;   de manera que la propia medicación hace mas daño que beneficio, aunque el beneficio aparente ocurra de inmediato:  se quedan más tranquilos los padres, por ejemplo. 
Seguiré transcribiendo sus palabras en otros posts.