Al-qadi.
Los 8.116 ayuntamientos que hay en este país eligieron ayer a sus respectivos alcaldes a través de 68.286 concejales. La palabra “Alcalde” deriva del árabe al-qadi (el juez). Históricamente, a las poblaciones que tenían alcalde se les otorgaba el título de “Villa” y en las Villas el alcalde o corregidor tenía potestad para juzgar y condenar a muerte. Erigían un “Rollo” (columna de piedra ) que indicaba el régimen de los villanos (encartación real, concejil, eclesiástico o monástico).Allí se juzgaba y ajusticiaba o se aplicaban penas menores, como azotes y exposición de delincuentes a vergüenza pública.
El poder de un al-qadi, de un corregidor, de un alcalde y hasta de un concejal, por muy pequeña que sea la Villa o el municipio es tan atractivo que todos pelean por entrar y lloran al salir, pero si quieren hacer un buen uso del poder que tienen, deberían tener en cuenta las respuestas que dio el filósofo Diógenes cuando le preguntaron sobre qué animal mordía con mayor rabia. Respondió: “Si habláis de los salvajes, el maldiciente y si de los domésticos, el lisonjero”. Maldicentes y lisonjeros acabarán marcando muchas decisiones municipales, ya lo veréis.