Dialéctica erística y política.
En este día, llamado “jornada de reflexión”, lo que no deja de ser una solemne estupidez, haciéndonos creer que los ciudadanos nos ponemos a dar una vuelta a la conciencia sobre si misma, para sacar las más profundas esencias, pienso en la campaña electoral a la vez que Schopenhauer me cuenta, en treinta y ocho estratagemas, el arte de tener razón, lo que, a su vez, me lleva a interesarme por la dialéctica erística. Se centraba la erística en el arte de discutir y era considerada por los filósofos griegos, posteriores a Sócrates, como una rama superior de la dialéctica, hasta que fue degenerando en falaces deducciones, para convertirse en simple verborrea: decía uno “Tú tienes lo que no has perdido. Tú no has perdido nada, luego tú no tienes nada”; a lo que otro contestaba: “Tú tienes lo que no has perdido. No has perdido los cuernos, luego tú tienes cuernos”; un tercero decía “lo que yo soy tú no lo eres. Yo soy hombre, luego tú no eres hombre”. Seguidores (sin saberlo) de la dialéctica erística, muchos políticos o aspirantes a serlo, en campaña utilizaron razonamientos similares, pero sin tanta gracia o más desgraciados.