el cazurro ilustrado

31 enero 2009

¿Justicia?.


Mientras leo que los jueces van a ir a la huelga, oigo que un juez ha mandado a la cárcel a dos jóvenes por robar una pizza y se enfrentan a una pena de tres a cinco años de reclusión; recuerdo también aquella negligencia judicial que propició que un depravado acabara con la vida de una niña; escucho a cada momento las benignas sentencias con los ladrones de guante blanco en Marbella u otros lugares donde hubo de todo menos honradez; me quedé estupefacto al oír que una madre sorda es condenada a unos meses de cárcel y a sesenta días de alejamiento de su hijo por propinarle una bofetada y me desconcierta que la justicia española decida juzgar ( a la vez que ocurren estas cosas) a cuantos tiranos, golfos y criminales han delinquido en cualquier país del mundo.
Entonces me viene a la memoria Solón, que afirmaba que “Las leyes son como las telarañas; pues éstas enredan lo leve y de poca fuerza, pero lo mayor las rompe y se escapa” y a Plutarco que en “Apothémata”, cuenta que una mujer pobre y vieja de Macedonia rogaba al rey Filipo, padre de Alejandro magno, que le hiciese justicia; y, como era muy pesada, le dijo el rey Filipo un día: «Déjame, mujer, por tu vida, que por los dioses juro que no hallo tiempo para oír tu querella.» Respondió la vieja al rey: «Mira, rey Filipo, si no tienes tiempo para oírme y hacer justicia, deja de ser rey y otro gobernará la república.»
Me han enseñado los clásicos que los jueces en los que debemos confiar han de ser honestos en la vida, rectos en la justicia, sufridos en las injurias, medidos en las palabras, justificados en lo que mandan, rectos en lo que sentencian y piadosos en lo que ejecutan. Pero parece que a los jueces de nuestro país les ocurre lo mismo que le sucedía a Mao Se Tum, el cual aseguraba que quien tenía que barrer el mundo, no tenía tiempo de barrer su casa.

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