Roma vs Iberia; Autonomías vs Estado.

En la época en que los romanos decidieron conquistar la península ibérica, cuenta el geógrafo Estrabón que nunca lo habrían podido lograr si todas las tribus peninsulares hubieran unido sus armas para luchar contra los invasores, pero la presunción, el orgullo y un incipiente chovinismo nacionalista les impidió confederarse contra los romanos y entonces Roma pudo acometer a cada tribu por separado y vencerlas una a una hasta someterlas. Pasó esto hace muchos siglos a nuestros predecesores ibéricos y, salvadas las distancias, ocurre ahora lo mismo. En aquellos tiempos todos los cabecillas se creían Viriato, como Viriatos son los presidentes de cada una de las comunidades autónomas; sus pueriles ansias de liderazgo, de independencia y de conseguir el trozo más grande del pastel lleva a la incompatibilidad con una propuesta común que beneficie a todos los habitantes de la península ibérica, de las ínsulas y del resto de los territorios hispanos. Si la desunión tribal dio la victoria a los legionarios romanos, es probable que hoy esa misma desunión haga perdedores a todos los habitantes ibéricos en las negociaciones sobre el reparto presupuestario que los distintos jefes tribales mantienen con el gobierno central. La misma falta de espíritu colectivo que hace veintidós siglos propició la colonización romana, probabiliza hoy que seamos un estado tribal autonómico y no una confederación fuerte para hacer un frente común ante los mismos problemas e iguales dificultades.