el cazurro ilustrado

03 diciembre 2008

Día de la Discapacidad.




Hoy se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, bajo el lema."La Convención de las Personas con Discapacidad: Dignidad y Justicia para todos".
A lo largo de estos últimos años se ha desarrollado todo un arsenal legislativo, guiado por los principios de integración, normalización e inclusión que, supuestamente, va a conseguir esa dignidad y justicia a las que todas las personas con discapacidad tienen derecho. Pero echando un vistazo a lo que ocurre, por ejemplo, en las escuelas, se observa que tales principios quedan relegados a un segundo o tercer plano y se prioriza la búsqueda de la diferencia y de los déficits para poner una etiqueta y, a partir de ella, creer que esa etiqueta es la causa de los comportamientos. Junto a este error aparecen otros igualmente significativos: Volver a la psicología de los años 50, convirtiendo la intervención psicológica en marear a los niños con ingentes baterías de tests para confirmar por activa y por pasiva lo que ya sabemos ( que el sujeto en cuestión responde de diferente forma a lo esperado), confundiendo la topografía con la función. Focalizar la atención en las dificultades y no en las competencias. Incrementar el efecto Pigmalión en la escuela, o la profecía autocumplidas o la generación de bajas expectativas y ensombrecer el origen ambiental y social de las dificultades y problemas de las personas. Así pues, mientras los principios de integración, normalización e inclusión estén por debajo de de las categorías diagnósticas al uso, más que ayudar a resolver las dificultades que el entorno social y el ambiente genera en determinados individuos, trasladamos el problema al propio sujeto.
Sin embargo, la minusvalía y la discapacidad y la deficiencia tienen su origen en las prácticas sociales, no en la falta de inteligencia o en la ausencia, más o menos acusada de determinadas estructuras corporales, ni en el conocimiento científico al que la sociedad asigna valor de verdad. La deficiencia, la discapacidad y la minusvalía no existen si no se las pone en práctica. Aunque la limitación pueda ser fija, podemos superar ( no curar) la discapacidad sin necesidad de terapéuticas especiales, sino a través de las prácticas cotidianas y de la consideración que tenga la sociedad sobre la persona con la supuesta discapacidad.Sólo si nos comprometemos a su desestigmatización, a su inclusión efectiva, a un trato de respeto en nuestras acciones concretas en la calle, el barrio, el bar, la escuela o la oficina, seremos capaces de construir un lugar en el que todos tengamos cabida, no a pesar de ser-diferentes, sino gracias a ello.
Sirva como pequeño homenaje a la diversidad, estos paisajes nevados y helados de mi pueblo, Valverde de Curueño ya que, a pesar de la crudeza del invierno, la belleza y la preciosidad aparece por doquier, como en la discapacidad (la autora de las fotos es mi hermana Raquel).


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