Modelamiento e integración, inclusión y normalización.
Vaya por delante que estoy convencido de que cada cual puede hacer de su capa un sayo o unas sandalias de sus zapatos; de que los ciudadanos, sean inmigrantes o no, tienen derecho a optar por el estilo de vida que les venga en gana siempre y cuando esas ganas no atenten contra la normativa legal vigente, pero hay una estrategia, muy bien modelada por Alcibiades, que ayudaría a la integración de cualquier individuo en la sociedad en la que se halle.
Alcibiades (450adc-404adc) entre las muchas habilidades que tenía, era capaz de asemejarse e identificarse en sus afectos con toda especie de instituciones y costumbres, siendo más rápido que un camaleón en cambiar sus costumbres. Si estaba en Esparta, de austeras costumbres, realizaba los ejercicios del gimnasio, sobrio y severo; en su estancia en Jonia, de relajados hábitos, fue voluptuoso, jovial y sosegado; en Tracia, imitando sus rutinas, ejerció de bebedor y buen jinete; y al lado del sátrapa Tisafernes simulando sus prácticas, excedió en lujo y opulencia a la pompa persiana. Dice Plutarco que mostró estos comportamientos, no porque le fuera tan fácil como parece pasar de un método de vida a otro y admitir toda suerte de mudanza, sino porque conociendo que si usaba de su inclinación natural desagradaría a aquellos con quienes tenía que vivir, continuamente se acomodaba y amoldaba a la forma y manera que éstos preferían.
Así pues, más vale ser loco con todos que cuerdo a solas, que si todos lo son, con ninguno perderá y si es sola la cordura, será tenida por locura (Gracián) o “allí donde fueres, haz lo que vieres”.
Alcibiades (450adc-404adc) entre las muchas habilidades que tenía, era capaz de asemejarse e identificarse en sus afectos con toda especie de instituciones y costumbres, siendo más rápido que un camaleón en cambiar sus costumbres. Si estaba en Esparta, de austeras costumbres, realizaba los ejercicios del gimnasio, sobrio y severo; en su estancia en Jonia, de relajados hábitos, fue voluptuoso, jovial y sosegado; en Tracia, imitando sus rutinas, ejerció de bebedor y buen jinete; y al lado del sátrapa Tisafernes simulando sus prácticas, excedió en lujo y opulencia a la pompa persiana. Dice Plutarco que mostró estos comportamientos, no porque le fuera tan fácil como parece pasar de un método de vida a otro y admitir toda suerte de mudanza, sino porque conociendo que si usaba de su inclinación natural desagradaría a aquellos con quienes tenía que vivir, continuamente se acomodaba y amoldaba a la forma y manera que éstos preferían.
Así pues, más vale ser loco con todos que cuerdo a solas, que si todos lo son, con ninguno perderá y si es sola la cordura, será tenida por locura (Gracián) o “allí donde fueres, haz lo que vieres”.
Etiquetas: integración