Fútbol, emociones y serotonina.

Hoy por la tarde, la selección española de fútbol se juega el pase a las semifinales de la Eurocopa frente a la Italiana. El resultado es incierto y millones de españoles e italianos experimentarán, viendo el partido, múltiples y diversas emociones que irán desde el miedo, el coraje, la ira, el pesimismo, el odio y la desesperación hasta la preocupación, la inseguridad, el coraje y la esperanza hasta llegar o bien la decepción, la tristeza y la depresión por la derrota o bien a la alegría, el bienestar y el placer por la victoria.
Los ingenuos que explican las emociones en función de los niveles de serotonina en el sistema nervioso central, alegarán que las emociones negativas de los perdedores son el resultado de bajos niveles de este neurotransmisor o, por el contrario, defenderán que la alegría de los ganadores es consecuencia de los altos niveles de serotonina en su sistema nervioso.
Sea como fuere, una vez más se demuestra que no es el sistema nervioso (con sus neurotransmisores) quien causa las emociones, sino que las variables ambientales, a veces tan azarosas y contingentes como el resultado de un partido de fútbol, explican mucho mejor los estados de ánimo, aunque se sirvan de los neurotransmisores para hacerlo. No estaremos tristes por escasez de serotonina, sino que escaseará la serotonina porque estamos tristes a consecuencia de una derrota (o viceversa).