el cazurro ilustrado

10 mayo 2008

El retorno de los jabalís.


Uno de los trabajos que tuvo que realizar Hércules, para redimir las culpas por haber matado a sus hijos y a dos de sus sobrinos, fue capturar al jabalí de Erimanto, enorme animal que sembraba el terror entre los habitantes de Arcadía. Persiguió a la bestia durante horas por las montañas , hasta que lo llevó una zona cubierta de nieve; extenuado el animal por el cansancio, le fue fácil a Hércules encadenarlo y llevarlo sobre sus hombros a Micenas. Muerto Hércules, proliferaron los jabalís ya sin depredadores naturales. Hoy, en los bosques de robles de la montaña leonesa, aparecen con descaro numerosas piaras arrasando con todo lo que pillan a su paso, hozando las praderas, devastando sembrados, arruinando cosechas, destruyendo matorrales y arruinando el entorno. Han sustituido de manera eficaz a los poblamientos humanos en la tarea de asolar el paisaje. Ahí están, desafiadores, haciéndonos muecas, como diciendo: “venid y atrápaznos si podéis, que no os tenemos miedo”.

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