el cazurro ilustrado

04 enero 2008

La fantasía de las "alteraciones cerebrales".


Algunos psiquiatras se han enfadado mucho al leer el título del Libro «La invención de trastornos mentales» escrito por Héctor González Pardo, profesor titular de "Fundamentos de Neurociencias", "NeuroPsicología" y "Psicofarmacología" y Marino Pérez Álvarez, Catedrático de "Psicología de la personalidad, evaluación y tratamiento psicológicos" de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo, publicado por Alianza Editorial. Por las coces lanzadas, es evidente que no han leído el libro, que no lo leerán y que si lo leyeran es altamente probable que no lo entenderían. Pero viene este libro a poner el dedo en la llaga de esa mala salud mental tendente a la psicopatologización de la vida cotidiana que tiene mucho que ver con intereses económicos de las industrias psicofarmacéuticas.
Digan lo que digan los detractores de la publicación, la salud mental es el resultado de un proceso de adaptación a una realidad creada socialmente y moldeada culturalmente. Tiene salud “mental” quien es capaz de adaptarse a los múltiples ambientes cambiantes que le han tocado vivir, quien es capaz de crecer, madurar, envejecer, enfrentarse a las dificultades y problemas, de sufrir y de esperar pacíficamente la muerte; habilidades éstas que, por mucho que se empeñen “algunos psiquiatras”, no están ni en los genes ni en la bioquímica cerebral, sino en la capacidad de aprender de las interacciones con el entorno. Esas interacciones moldean y condicionan al individuo. Así, el tipo de trabajo y el uso del tiempo libre, los patrones de sueño, la alimentación, las relaciones familiares y sociales y hasta la política, tienen más que ver con la salud/enfermedad mental, que la bioquímica cerebral y, por ende, que todos los psicofármacos que se prescriben para “gozar” de salud “mental”.
A lo que se ve, unos buscan la llave donde hay luz ( y dinero) y otros la buscamos donde la hemos perdido. Leed el libro.

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