Aznar, bebidas, comidas y declaraciones.
Digeridas a medias las declaraciones del expresidente Aznar sobre la bebida, la comida y la conducción, conviene recordarle que los políticos, más que el resto de los ciudadanos, deben ser templados en el comer y moderados en el beber, porque si después de haber comido y bebido en demasía tienen que hacer declaraciones, les faltará habilidad, ya que el mucho comer conlleva sueño y el mucho beber embota el juicio. En este estado, las palabras que se dicen son de gran infamia para ellos mismos y causan no pequeños daños a los ciudadanos. Al Rey Filipo, padre de Alejandro Magno, le gustaba mucho beber vino. En estado de embriaguez dictó una sentencia injusta contra una pobre mujer y ésta apeló. Le preguntaron que contra quién apelaba, pues el mismo rey había dictado sentencia. Respondió que apelaba al rey Filipo cuando estuviese sobrio. Según cuentan los historiadores acertó la mujer porque después de que Filipo durmió y se despejó, revocó la injusta sentencia. Esperemos que Aznar siga sus pasos y se desdiga de sus palabras.