Azuzar las iras vengadoras de los ciudadanos.
“Los vandálicos prestamistas del Estado—padres legítimos
de los burgueses adinerados que en el último tercio del siglo pasado se aliaron
con los ilustres prohombres de la restauración borbónica para asestar en el
corazón de la patria esa traidora puñalada, por la que, en concepto de intereses, desangramos cerca de seiscientos
millones de pesetas anuales—; los avaros prestamistas, íbamos a decir, clavaron
sus aceradas garras en las arcas del Erario público, asentando los primeros
sillares de esa tenebrosa fortaleza de la Deuda nacional, donde,
paulatinamente, se han ido forjando los descalabros económicos que hemos
sufrido, y contra cuyos muros y rastrillos hay que azuzar las iras vengadoras de
los ciudadanos, con el mismo ardor cívico con que el famoso párroco de San
Esteban del Monte azuzaba a las enfurecidas turbas de París, cuando en la
mañana del 14 de Julio de 1789 asaltaban la histórica Bastilla y señalaban la
entrada del tercer estado en el desarrollo de aquella trágica revolución que
con tanta trascendencia había de influir en los destinos de la humanidad, y que
ahora, en estos días, tiene un heroico y sangriento complemento, en las épicas y
aún poco conocidas jornadas de la revolución soviética del ex-imperio ruso”
Jesús
Vicente Pérez: “Tierras esclavas” 1921.
En la foto: Matanza del cerdo. Nino, Gabriel, César y Lita.