Yo os demostraré que las mujeres son infinitamente más sensatas que nosotros.
“Yo os demostraré que las mujeres son infinitamente
más sensatas que nosotros. En primer lugar, todas, según la antigua costumbre,
lavan la lana en agua caliente, y jamás se las ve intentar temerarias
novedades. Si la ciudad de Atenas imitase esta conducta y se dejase de
innovaciones peligrosas, ¿no tendría asegurada su salvación? Se sientan para
freír las viandas, como antes; llevan la carga en la cabeza, como antes;
celebran las Tesmoforias, como antes; amasan las tortas, como antes; hacen
rabiar a sus maridos, como antes; ocultan en casa a los galanes, como antes;
sisan, como antes; les gusta el vino puro, como antes, y se complacen en el
amor, como antes. Y al entregarles, ioh, ciudadanos! las riendas del gobierno,
no nos cansemos en inútiles disputas ni les preguntemos lo que vayan a hacer;
dejémoslas en plena libertad de acción, considerando solamente que, como madres
que son, pondrán todo su empeño en economizar soldados. Además, ¿quién
suministrará con más celo las provisiones a los soldados que la que les parió?
La mujer es ingeniosísima, como nadie, para reunir riquezas; y si llegan a
mandar, no se las engañará fácilmente, por cuanto ya están acostumbradas a
hacerlo. No enumeraré las demás ventajas; seguid mis consejos y seréis felices
toda la vida.”
Aristófanes. “La
Asamblea de las mujeres”