Locura y civilización.
"La locura no se puede encontrar en estado
salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de
las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la
excluyen o la capturan. Así, se puede decir que en la Edad Media, y después en
el Renacimiento, la locura está presente en el horizonte social como un hecho
estético o cotidiano; después en el siglo XVII, a partir del internamiento, la
locura atraviesa un periodo de silencio, de exclusión. Ella ha perdido esa
función de manifestación, de revelación que tenía en la época de Shakespeare y
de Cervantes (por ejemplo, Lady Macbeth comienza a decir la verdad cuando
deviene loca), ella deviene irrisoria, falaz. Finalmente, el siglo XX somete la
locura, la reduce a un fenómeno natural, la liga a la verdad del mundo. De esta
toma de posesión positivista debían derivar, de una parte, la filantropía
despreciadora que toda psiquiatría manifiesta frente al loco y, de otra parte,
la gran protesta lírica que se encuentra en la poesía desde Nerval hasta
Artaud, y que es un esfuerzo por volver a dar a la locura una profundidad y un
poder de revelación que habían sido aniquilados por el internamiento.
Michel Foucault : “Locura y civilización”