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Dedujo Samuel Butler (1835-1902) que una gallina es sólo la
manera que tiene un huevo de hacer más huevos; aplicando ese mismo
razonamiento, disculpas para hacer más huevos serían los patos, las perdices,
las codornices o cualquiera de las aves que vuelan y/o corren por el mundo,
pero no sólo las aves, también los reptiles, los peces, los mosquitos y hasta
los humanos no serían otra cosa más que
pretextos de los huevos para fabricar más huevos o de los genes para fabricar
más genes . Así pues, todo se convierte en una cuestión de huevos, millones de cuestiones
con huevos de por medio. Empédocles aseguró que el mundo no era como una bola
sino como un huevo. En el nacimiento de Alejandro una vieja ofreció a su madre
un huevo colorado que había puesto una paloma como presagio de que el recién
nacido llegaría a emperador. Por huevos se ganan los partidos; se convocan referéndums;
se gana a la razón aunque nos cueste uno y nos importe el otro; hasta ellos
estamos en ocasiones, nos los tocan, con precaución los pisamos y los echamos
para conseguir los más arriesgados objetivos. Todo es una cuestión de huevos. Como decía uno de la Mata de la Bérbula: "para triunfar en la vida hay que tener las tres bes: balor, boluntad y buevos"