el cazurro ilustrado

18 julio 2017

El cerebro como falsa explicación.

Explicar los comportamientos humanos haciendo referencia a las estructuras cerebrales y sistemas neurológicos, a parte de ser una moda, es un error tan grande como lo sería explicar la guillotina citando las leyes de la gravitación universal de Newton. Sin perjuicio de que las leyes de Newton se prueben con una guillotina en funcionamiento; sin embargo, su función no es demostrar esas leyes.
El corazón fue durante más de dos mil años el centro principal de los fenómenos que hoy conocemos como mentales y que en otros tiempos llamaban espirituales. Recurrir a las estructuras para explicar comportamientos viene a ser lo mismo que explicar la vocación del registrador de la propiedad apelando al reflejo innato de aprehensión o justificar el interés por la música sinfónica citando la reacción innata del niño hacia el sonido.
Explicar el brillante discurso de un orador apelando a la frenética actividad que está teniendo lugar en el área de Broca de su cerebro es tan ridículo como creer que el teorema de Pitágoras   escrito en la pizarra está causado por la tiza con que se escribió.
Los comportamientos como percibir, sentir, amar, recordar, imaginar, desear, pensar, etc. no pueden explicarse simplemente analizando el cerebro, el corazón u otro tipo de estructuras. Habrá que explicarlos de acuerdo con las condiciones del ambiente y la historia de aprendizaje de cada individuo.