Del antiguo uso de nadar y bañarse los cuerpos de los hombres y mujeres.
Esto escribió
Jerónimo Roman, fraile profeso de la
orden de san Agustín, en la segunda parte de su “Repúblicas del mundo
divididas en tres partes” en el año 1595.
Esto de
nadar se usa en todas partes,
principalmente en verano, que como los cuerpos se llenan de calor, se recrean
mucho y suele ser provechoso, principalmente a los carnudos, porque los
enmagrece y también lo que toca a los
baños, que depende uno de otro, y aunque en Castilla comúnmente no los usamos,
en otras partes hay estufas y baños y otros regalos que, imitando a los antiguos,
llevan adelante sus placeres, yo bien se
que son lícitos y necesarios y que
personas santas y buenas usaron de
ellos, o para recrearse o para remedio
de enfermedades secretas que hay cada día en los hombres y mujeres:
de cada cosa diremos un poco. En lo que toca al nadar no hallo cosa tan antigua como quisiera, porque de los que he leído en la escritura no se
saca la antigüedad, sino el uso del nadar, y así hallamos memoria en los libros profanos
y a ellos seguiré: sino es que digamos
que la hija del faraón nadaba (según su costumbre) iba al Nilo a bañarse, como aparece en el “Éxodo”, a
donde se lee que yendo ella con sus
doncellas a bañarse, hallaron al niño
hebreo que era Moisés. Pero esto
más es bañarse que nadar, no hallo
otra antigüedad de este propósito en la escritura. Para dos cosas se
halló este ejercicio, la una para salud de los cuerpos que es muy provechosa en tiempo y
sazón y para huir del peligro en la tempestad
del mar y ríos : porque es cierto que en un peligro de mar la nao, o
galera que corre peligro de fuego o tempestad, puede uno que es buen
nadador acogerse a otra que esté
cerca y librarse, y en los ríos si el barco o cabalgadura pasando cae, o se quiebra, puede salir fácilmente a la ribera, y así tengo por
principal habilidad, y en algunas repúblicas
antiguamente se tuvo cuenta de
que se ejercitasen los mancebos en nadar, y había salarios señalados
para el maestro que enseñaba . Y hoy en la ciudad de Toledo se usa, y
hay señalado puesto donde naden y el que nada sin saber tiene perdidos los
vestidos, y son del que los enseña.
Cuando o quien enseñó al principio
a nadar, no lo sabría decir, yo creo
que diversas gentes lo hallaron en sus tierras y provincias y que lo tomaron de los pescados, y sobre
todo tengo por opinión que lo
aprendieron de las ranas, porque quien viere nadar a una rana, verá nadar propiamente a los muchachos, porque
miradas las piernas, como las tienden, cómo las abran y las cierran no hay
ninguna diferencia de lo que vemos hacer a
las ranas. Así mismo mirado como las ranas saltan de las riberas de los arroyos al agua, semejante a lo que hacen los hombres; yo soy de este parecer. También a los principios comenzaron a nadar sobre cueros hinchados y vejigas llenas de
viento y sobre ciertos zarzos pequeños, hechos de cañas enteras, porque así probasen poco a
poco las fuerzas de las aguas y hoy lo hacemos
así y añadimos calabazas, las
cuales pro ser fáciles, nunca se hunden. De esta opinión es Olao Magno,
hablando de las guerras navales. Para ser uno buen nadador tiene
necesidad de tener poco bazo, porque ayuda mucho esto para no respirar
nadando. Muchas gentes hubo que tuvieron cuidado que este ejercicio de nadar se
usase en sus repúblicas, y se tuvo por una de las cosas necesarias a la
guerra , porque en ella se ofrecen muchas cosas particulares, por donde se
puede librar un ejército, o perecer, porque suelen toparse grandes lagos o ríos y como dije
para librarse en las cosas desastradas
del mar, y así Vegecio en el Re
militari dice: como los romanos enseñaban
a su nuevos soldados el uso de nadar, y
sabemos que a los muchachos los enseñaban
a nadar , y en el Tiber tenían un sitio
a donde concurrían todos y allí
aprendían. Alejandro de Alejandro dice
que conforme a la disciplina de Aristóteles enseñaban los griegos a
nadar a sus muchachos. Los ictiófagos, vecinos de los trogloditas son en
gran manera grandes nadadores. Entre los griegos principalmente en Atenas para mostrar la rudeza de un
mancebo, traían por refrán, que ni sabía
letras ni nadar, porque estas dos cosas
eran muy comunes a los mozos, y después se llevó la costumbre a Roma, Y así Octaviano, como
dice Suetonio, enseñó las letras y a
nadar a sus nietos. De Caligula se lee que fue hábil y dispuesto, para aprender
cualquier cosa, pero el nadar nunca le entró. En fin, Platón en sus leyes y Aristides en la Apología
contra cuatro oradores muestran cuan torpes ingenios eran los que ni nadar ni letras sabían. Alejandro magno
mucha pena recibió una vez que se halló riberas de un hondo rio, sin puentes ni barcos, y así en alta voz
con un suspiro dijo: Oh desventurado de mí, que nunca supe nadar! Pero
esforzado se acometió entrar en el
agua y pasó del otro cabo del rio, y a su ejemplo
hicieron lo mismo los otros. Pero Julio César fue gran nadador, y así se libró de muchos peligros, principalmente en Egipto en la
guerra contra Ptolomeo, porque se echó por una ventana y atravesó en Alejandría un gran brazo de mar, hasta llegar a los
suyos. Los Batates que son vecinos del rio rin, en Alemania, se precian de grandes nadadores
porque armados pasan el rin que es de
los mayores de Europa, y así dice Eneas Silvio en un libro de los hechos del
rey don Alfonso que presumen por ello
mucho: Los septentrionales que son los de Gothia y Scandinavia también son
grandes hombres en nadar, y tienen
diversos ingenios para ello, como parece por Olano Magno, en la historia
de aquella gente, y para los hombres armados también da sus reglas ciertas como han de nadar, que es llevando un cuero
hinchado, o muy ligado al pecho y tener
el piezgo, o una fistula en la boca para darle aire, y así añadiendo otras cosas que allí dice se nada
por los ríos de aquella región.
De muchos
hombres grandes nadadores hay hecha mención en diversos autores, así como aquel que llaman Peje Colón
que era tan amigo de andar en el agua
que no podía vivir en la tierra, ni se
hallaba en ella. Así cuenta Alejandro de Alejandro de muchos que fueron diestros en el nadar. Pero
Aristipo aborrecía mucho a los que lo sabían , y pruébase ser así por uno
que llegó a él y loándose de que sabía nadar bien, el filósofo se rió y le dijo: no tienes vergüenza de
loarte de una cosa que el delfín y la caña lo hacen mejor que tú?. Así lo dice Diogenes
Laercio en la invención del nadar se entienden los que llaman guzanos, que en latíbn
son dichos vrinatores, estos allende de nadar diestramente, se zambullan debajo del
agua y están por gran tiempo debajo. De
estos hay muchos en Indias, porque sacan perlas, hay hombres
que nadan sin detenerse ni parar legua y media y dos y cuatro que es
cosa notable. Los astrólogos dicen que tener esta inclinación los hombres
procede de las influencias celestiales al tiempo que nacen, y así
el que naciere en el signo de
piscis, será gran nadador, y según esto
yo no nací en este signo, porque no soy
amigo de nadar, ni de navegar, ni aún querría pasar vado, porque me hallo
mejor ir por la puente, y aunque sea
atajo por la barca, ma parece que llegaré más presto por encima de la puente. Y
pues hemos tratado del nadar vamos a los
baños que también es andar en el agua,
aunque de diferente manera.
El uso de
los baños y su antigüedad es grande, y
sin duda que la hija de Faraón cuando se
iba a bañar ribera del rio Nilo se bañó con sus olores y otros regalos que trae este ejercicio. Después en la
escritura hallamos el uso de los baños. Así leemos en Ruth
que Noemí, suegra de Ruth le mandó
que se lavase y se ungiese. Y cuando David se enamoró de Bersabé la vio
bañarse, y Judith al tiempo que fue a la tienda de Holofernes se bañó y ungió
con olores suavísimos, como lo leemos en su libro. Platón dice que usaban los antiguos del baño para luchar:
porque como luchaban desnudos emblandecían
los cuerpos y los hacían correosos, y
después se revolcaban en la arena
para que no deslizasen las manos, cuando venían al pelo.
En sus principios no se llevaba a los baños más que
aceite, y con aquella y agua caliente se limpiaban, después se añadieron muchos ungüentos, con que crecía la lujuria y se aumentaban los vicios. Hoy tenemos baños de
dos maneras, unos artificiales a donde s e suda, y fuentes de agua caliente,
que llamamos los baños, como los de
Ledesma, Orense y otros. Usose a cerca
de diversas gentes mucho el bañarse, y no solo
hacían esto los ricos, más
el común
pueblo, y aun eran unos los baños
de los pobres y de los ricos. Y así dice Alejandro de Alejandro que acerca de los griegos eran unos
los baños para los pobres y
ricos, y así acudía mucha gente y olía mal el lugar. No se permitía el bañar de
noche, ni antes que amaneciese, pero luego por la mañana si, y a par de tarde. Adriano emperador mandó que
nadie se bañase hasta el mediodía y allá a la tardecita. Severo permitió que de noche se pudiesen
bañar y proveyó de aceite
para las lámparas y
luminarias que allí había para ver. Los
nuestros antiguos lusitanos y los espartanos tenían hecha ley rigurosa contra
los que se bañasen con agua caliente, de donde
se saca que sus baños era el
nadar. Los celtiberos que eran
los que vivían junto al rio Ebro y los
cántabros que son los navarros y vizcaínos, no usaban baños de agua, más solamente se lavaban como
nosotros ahora, y se limpiaban los
dientes o los enjuagaban . Entre los persas aunque cada día se lavasen cuando habían conversado con alguna mujer, se
lavaban con particular cuidado. Entre los cartagineses mucho se usaron los baños, y así había baños
para los principales y distintos de los del común del pueblo, y no era lícito
ir el plebeyo al baño, a donde s e había bañado el patricio ilustre. Los
etíopes tenían una fuente famosa donde
se bañaban y después se untaban con aceite, con el cual baño hacían desenvueltos los miembros del cuerpo. Eliano en su
Varia historia dice que los Dardanos
tenían ley en lo tocante a bañarse, que a ninguno le fuera permitido el baño, sino tres veces en la vida, o por mejor
decir, dos : la una cuando nacía, la
segunda cuando se casaba, la tercera después
e muerto. Los Escitas jamás s e bañaban, más solas las mujeres tomaban agua y la echaban
sobre el hombre, y después con unas piedras ásperas los frotaban y
después tomaban hojas y ramas de cipreses e incienso y cedro, y con esto
les daban otra mano, y aquello era sum
manera de bañarse. Así leemos de Marco
Agripa, que por agradar al pueblo hizo
ciento setenta baños con sus aparejos necesarios, dividiéndolos con títulos d provincias, que quizás
fue para representar que tantas
gobernaba Roma. Adriano no quería que se bañasen sino de ocho a ocho días, sino fuesen los
enfermos. Solían ser los baños de los
hombres y de las mujeres comunes. Pero
después Alejandro severo lo prohibió, aunque ya leemos que Marco Aurelio dio orden
primero. Las que iban a bañarse
pagaban cierta moneda, pero Antonio Pio
por contentamiento del pueblo hizo un baño, para todos los que quisiesen
bañarse pudiesen hacerlo sin dar nada. Comodo como era viciosisimo, tan amigo
era de los baños, que acaecía
lavarse en un día
siete y ocho veces. Gordiano y Galeno fueron más moderados, porque en
verano se lavaban cada día cinco veces, y
en invierno dos. Algunos grandes hombres murieron en los baños, así como Agamenón,
que estándose bañando le dio su mujer la vestidura que no tenía salida, y el Egisto
acudió y asi fue muerto. El emperador romano cuarto llamado así, que imperaba
en oriente, su mujer Zoe le mató en el baño. Y aún Epicuro también murió en el
baño, porque queriendo retener la orina se murió.
La gente que
más se ha dado a los baños es la
morisca, y turca, porque como son
viciosisimos y muy lujuriosos, todos los medios que pueden hallar para emblandecer
la carne los traen y los buscan. En España algún tiempo se usaron y conservaron
en Granada y Valencia, por vivir moriscos en la tierra. Pero el rey Don Alfonso el Sexto. Viendo que nuestros
castellanos y leoneses enflaquecían las
fuerzas y peleaban mal, prohibió que hubiese baños, y de todo punto fueron
quitados, y así hoy no los usamos, a lo
menos yo no sé qué son, ni cómo.
Es verdad
que el mundo está lleno de enfermedades, que son necesarios, y por esto Dios
provee ya de aguas templadas y salutíferas las cuales sanan a los enfermos. Y
otros baños artificiales hay necesarios, que los médicos han hallado para la
salud y sin pecado se pueden ejercitar. En tiempo de San Agustín cosa común era
para todos, pues en su regla da licencia
que vayan a los baños los monjes. Esto se entiende con necesidad y baste para el propósito.